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Raf Simons rinde homenaje a EEUU en su debut para Calvin Klein

Por AFP

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Moda

Raf Simons, considerado uno de los mejores diseñadores de su generación, debutó para Calvin Klein este viernes con un tributo a Estados Unidos en uno de los desfiles más esperados de Nueva York en años.

Invitados VIP abarrotaron la primera fila: las actrices Gwyneth Paltrow, Julianne Moore y Sarah Jessica Parker, la exmodelo de Calvin Klein Brooke Shields y la actual Millie Bobby Brown, de 12 años, estrella del hit de Netflix "Stranger Things".

Otros invitados al show en la sede de la marca, en el Garment District, fueron la cineasta Sofia Coppola y la editora en jefe de Vogue Anna Wintour. Simons, un belga de 49 años, exdirector creativo de Christian Dior, colocó a mujeres y hombres juntos en la pasarela en su "homenaje a Estados Unidos", creando un contraste de chic deportivo y trajes cruzados.

Simons, cuya carrera se expande a ambos lados del Atlántico, usó su mirada extranjera sobre la diversidad del Estados Unidos contemporáneo para reavivar la icónica marca neoyorquina, más conocida por sus atrevidas publicidades de ropa interior de hace unas décadas.

Hubo sastrería rigurosa, denim, zapatos con alas para las mujeres, botas de cowboy, abrigos con capas de plástico exteriores y vestidos de plumas, una mezcla de vestimenta de trabajo, del oeste estadounidense y de colchas de retazos hechas a mano.

Desde el look que gritaba modernidad urbana a las bandanas blancas enviadas a los invitados para promover la diversidad y la canción escogida para el cierre del desfile, "This is not America" (Esto no es EEUU), de David Bowie, fue difícil no ver la crítica al presidente Donald Trump y al ataque de su gobierno a la inmigración.

Pasado y presente

"Todas estas personas diferentes con diferentes estilos y códigos de vestimenta. Es el futuro, es el pasado, Art Deco, la ciudad, el oeste americano", escribió Simons en las notas del desfile. "No una sola era, no una sola cosa, no un solo look. Es la conjunción de personajes diferentes y de individuos diferentes, como EEUU mismo. Es la belleza única y la emoción de América", añadió. Simons emergió al final con Pieter Mulier, su colega de larga data y exmano derecha en Dior.

Del techo colgaban telas gastadas y pelotas de lana en un set diseñado por la artista Ruby, de madre holandesa y padre estadounidense, y cuyo trabajo es exhibido en museos como la Tate Modern de Londres. Calvin Klein designó el año pasado a Simons a cargo de toda la estrategia creativa del grupo, uniendo toda su vestimenta, ropa interior y jeans bajo una sola visión mientras busca crecer a 10.000 millones de dólares en ventas globales al por menor.

Simons, que también dirige la marca que lleva su nombre, ganó fama por insuflar vida a Dior luego del despido de John Galliano tras un escándalo por sus insultos antisemitas en un bar de París.

Cambio de guardia

"Realmente me gustó", dijo a la AFP tras el show Imran Amed, fundador del sitio web Business of Fashion, con sede en Londres.

"Es un cambio bastante grande. Cuando uno cambia de directores creativos, parte de la razón por la cual uno lo hace es tener una nueva energía, una nueva dirección, y creo que han logrado eso de manera muy exitosa", agregó. "Que se arriesgó a estar a la altura del legado del fundador y decir algo más grande y más visceral con sus ropas podría hacer toda la diferencia", se congratuló la crítica de moda del New York Times, Vanessa Friedman. Estos fueron otros puntos altos del segundo día de la Semana de la Moda de Nueva York:

Oday Shankar, un diseñador para la carpeta roja de origen iraquí, presentó elegantes vestidos de noche en un show que dijo fue inspirado por la superación de dificultades en la vida y "crear algo hermoso". Hubo varios de sus trajes de noche de dos tonos, con faldas plisadas y tweed con brillantes lentejuelas que abrazaban la figura.

Kate Spade convidó a sus invitados con mimosas y blinis con caviar en el Russian Tea Room en un tributo a los años '20 en París y a las "heroínas que desafían expectativas". Las modelos caminaron y se sentaron y hasta comieron cerezas en una pasarela forrada con piel de leopardo al sonido de un vals. Fue una colección muy femenina, con mucho rojo, amapolas, encaje y leopardo. Se destacó una cartera en forma de torta de chocolate con cerezas, así como un gorro de piel en forma de "pussy hat", símbolo de las manifestaciones anti-Trump del 21 de enero. (AFP)

Foto credit: Fernanda Calfat / Getty Images North America / AFP

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