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Una cámara oculta expone malas condiciones laborales relacionadas con Shein

Por Alicia Reyes Sarmiento

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Imagen de archivo: Shein

Shein, especialmente popular entre la generación más joven de consumidores de todo el mundo, que se sienten atraídos por sus looks asequibles y de tendencia, parece no ser consciente de los fallos de sus proveedores.

Muchas son las líneas que se suelen dedicar a hablar del “inexplicable” éxito del gigante chino del fast fashion Shein, que ha conseguido su hueco en la industria de la moda derribando a sus más directos competidores con precios imbatibles y una web que se actualiza a diario con nuevas prendas, frente a las dos semanas que necesitan otras empresas como Inditex para llevar novedades a sus tiendas.

La cadena de televisión pública británica Channel 4 decidida a investigar lo que ellos mismos definen como “el infame y secreto negocio” de una historia de éxito sin rivales, ha introducido con cámaras ocultas a la periodista Iman Amrani —especializada en documentales, vídeos políticos y sociales contemporáneos— en algunas de las fábricas chinas que forman parte de la cadena de suministro del minorista electrónico, lo que les ha llevado a descubrir que los trabajadores de estas fábricas trabajan en turnos de unas 18 horas a cambio de “tres peniques”, cifra que no llega al euro.

"Aquí no existen los domingos"

Durante el rodaje encubierto de este programa de 47 minutos titulado “En el interior de la máquina Shein”, se descubrió que, en el mejor de los casos, los trabajadores ganaban un máximo de 500 libras al mes —menos de 600 euros— mientras que eran capaces de llegar a producir unas 500 prendas al día. Otros empleados no tenían un salario básico, y cobraban apenas unos céntimos, al cambio, por prenda producida.

Entre las declaraciones más dolorosas que pueden discernirse en las conversaciones clandestinas, que la propia periodista se ha preocupado de distinguir de cualquier ficción televisiva desde su cuenta en Instagram con un “¡ha sido un viaje real!”, se destacan las quejas por la falta de descanso: “¡aquí no existen los domingos!”.

En declaraciones al periódico británico The i recogidas por la redacción británica de FashionUnited, Amrain, dijo que se trata de “una lucha hasta el fondo” expresando además con sus palabras que el coste de la fabricación, si las prendas son tan excesivamente baratas y el empresario siempre gana, lo está pagando otra persona. Entrando a considerar que todas las marcas del sector acaban por “competir entre sí, independientemente de dónde estén sus fábricas o de dónde esté su negocio".

En controversia con sus esfuerzos por la sostenibilidad

Portavoces de Shein han expresado ante medios británicos su desconcierto al conocer la información de la que versa el documental. "Estamos extremadamente preocupados por las afirmaciones presentadas por Channel 4, que violarían el código de conducta acordado por cada proveedor de Shein. Cualquier incumplimiento de este código se abordará con rapidez, y pondremos fin a las asociaciones que no cumplan nuestras normas. Hemos solicitado información específica a Channel 4 para poder investigar" recogía esta mañana el periódico londinense City A.M.

La empresa despertaba opiniones variopintas a principios de año cuando se subió a la ola de la conciencia medioambiental anunciando una serie de compromisos por la sostenibilidad a través de los cuales se comprometía a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en toda su cadena de valor en un 25 por ciento para 2030. Aunque los métodos para alcanzar este objetivo no quedaron muy claros, la empresa presentó una serie de medidas de ahorro de energía para reducir sus emisiones de alcance 1, 2 y 3 —producidas por la quema de combustibles por parte del emisor, generadas por la electricidad consumida y comprada por el emisor, y producidas de manera indirecta por la actividad del emisor— incluyendo en sus planes la colaboración con sus socios en el desarrollo de planes de reducción de carbono.

Esta controversia volvería a despertarse en verano, cuando en otro de sus intentos de cambiar su imagen, Shein crease un fondo de 50 millones de dólares para luchar por la circularidad que fue muy criticado partiendo del modelo de consumo que fomentaban.

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